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jueves, 29 de diciembre de 2016

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (VI): FRANCISCO GARCÍA JIMÉNEZ

Poeta, prosista, historiador, periodista, dramaturgo y guionista de cine; fue Francisco García Jiménez una de las plumas más elegantes del tango.
Nació en la ciudad de Buenos Aires el 22 de septiembre de 1899.
Una exacta descripción de él le pertenece a Horacio Ferrer en su obra "El libro del tango" (1970).
"Perteneció desde el pique a la corriente de letristas inteligentes y refinados - Cadícamo, Blomberg, Silva Valdés, Gomila, Le Pera - que, en muy diversas postulaciones de estilo, y tras del impulso fundador de José González Castillo, dio al verso cantable del tango nuevos horizontes estéticos y anímicos.
La pulcritud en la escritura, la riqueza de invención y la percepción más profunda de la vida espiritual del Río de la Plata, fueron rasgos de su obra."
Transcurriendo su adolescencia comenzó a escribir sus exquisitos versos que, algún tiempo después, fueron publicados por "Mundo argentino".
Frisaba los 20 años cuando escribió la letra de su primer tango: "Zorro gris", cuya música fue compuesta por el celebrado violinista Rafael Tuegols y que, con el paso del tiempo, se convirtiera en una de las piezas más importantes de la historia de nuestra música.
Él mismo relató en 1965 el proceso de composición de su obra con estas palabras:
"Pongo mucho fervor del corazón para recordar a Rafael Tuegols, brillante músico del tango, fallecido en abril de 1960.
Cuando lo conoci, yo era un muchacho quinceañero, anheloso de alternar con los mayores.
Él me llevaba ocho años y me trataba de igual a igual en la camaradería.
...
Pasaron cinco años. Él con su música; yo con mis versos adolescentes.
Un día de 1920, después de un tiempito sin ver a Tuegols, me dijo un amigo común:
-Rafael te espera una de estas noches en el café de La Paloma, frente a los cuarteles de Palermo. Quiere que escuches un tango que acaba de componer.
Allá fui. Tuegols tocaba con su orquesta típica en el palquito rudimentario del cafetín famoso, que, como un archimentado conventillo de Villa Crespo, tomaba su nombre de la moza que tuvo a maltraer a tantos enamorados.
...
Me senté a una mesa del café de La Paloma. Desde el palco, Tuegols me hizo un saludito con un acorde del violín, al que agregó una guiñada de entendimiento.
-¡Qué estará tramando el duende travieso de Rafael!-, pensé.
Pronto lo supe. La orquesta arrancó con el tango "El esquinazo", de Villoldo, que tiene en su desarrollo esos golpes regulados que los bailarines de antes marcaban a tacón limpio. En este caso, el conjunto de La Paloma hacía lo mismo en el piso del palquito, con tal fuerza, que las viejas tablas dejaban caer una nube de tierra sobre la máquina del café express, la caja registradora y el patrón.
Éste echaba denuestos; los de arriba seguían muy serios su tango y los parroquianos del cafetín se regocijaban. Era el Tuegols de siempre ...
Después me hizo escuchar su tango flamante. ¡Qué tangazo!... El café estaba abarrotado de público que se lo pedía insistentemente y lo aclamaba:
    -¡Zorro gris!... ¡Zorro gris!...
El tango tenía ya ese nombre. Me lo confirmó en la mesa cambiando optimistas impresiones. Me contó que venía gente de todos lados de la ciudad para oírlo, y continuamente llegaban colegas a pedirle copias manuscritas.
-No quería que saliera la edición de Breyer sin que vos le hicieras letra -me dijo-. Pero ya me ganaron los falsificadores ...
Efectivamente.
...
En aquel tiempo, el pujante interés que despertaba la melodía porteña, y la deficiente ley de propiedad intelectual, hacían proliferar los falsificadores de la música impresa, con el consiguiente detrimento de la percepción de derechos de autor por ese concepto. Con "Zorro gris" esa piratería llegó al summun. Hábiles y disimulados transcriptores, desde una mesa del café La Paloma, en tanto la orquesta del propio compositor lo tocaba, se adelantaron aprovechadamente con su edición clandestina a la que la Casa Breyer puso en venta legalmente... Aunque, por razones obvias, ésta tuvo el desquite de dar la primicia de los modestos versos que convertían al tango en canción:
   "Cuántas noches fatídicas de vicio
     tus ilusiones dulces de mujer..."
La permanencia afortunada de la melodía de "Zorro gris" en el favor popular, a través de cuarenta y cinco años, da la razón a Filiberto, que dijo en una ocasión:
-Es un modelo insuperable del sentimiento lírico porteño, porque abrevó en la fuente de Betinoti, cantor legítimo del alma de Buenos Aires".




                             Grabación de "Zorro gris" por Carlos Gardel
                                            Año 1921 - Matriz N° 453


En 1922 comenzó, con el tango "El huérfano", su colaboración autoral con el bandoneonista Anselmo Aieta, con quien compuso obras que pasaron a la historia grande del tango, como, además del citado, los tangos "Príncipe" (cuya música contó también con la participación de Rafael Tuegols), en 1923; "Mentirosa", en 1924; "Suerte loca", en 1925; "Tus besos fueron míos"; "Bajo Belgrano"; "Siga el corso" y "La violetera" (este último inspirado en la canción española homónima), en 1926; "Carnaval" y "La chiflada", en 1927; "Alma en pena"; "Yo me quiero disfrazar" y "Entre sueños" (este último con la colaboración musical de Juan Polito) en 1928; "Chau, ingrata; "Prisionero" y el vals "Palomita blanca", en 1929; "Bajo tierra" y "Viva la patria", en 1930; "Que lo larguen", en 1932; "Ya estamos iguales", en 1934; "Mariposita", en 1940 y "Escolaso", en 1953.
También escribió, entre muchas otras, las letras de "La enmascarada" (tango, 1923, con música de "Paquita" Bernardo); "Lunes" (tango, 1923, con José Luis Padula); "La última cita" (tango, 1924, con Agustín Bardi); "La carreta" (tango, 1924, con los hermanos José y Luis Servidio); "Mentiras" (tango, 1925, con Luis Minervini); "Barrio pobre" (tango, 1926, con Vicente Belvedere); "Farolito de papel" (tango, 1929, con los hermanos Teófilo y Mario Lespés); "Alguna vez"(tango, 1929, con Enrique Santos Discépolo); "Imaginación" (vals, 1933, con Oscar Arona y Elvino Vardaro); "Vos y yo" (tango, 1934, con Héctor Bates); "Oiga, compadre" (tango, 1936, con Agustín Bardi); también en 1936 escribió una letra para el antiguo tango "El pensamiento", de José Martínez); "Valsecito criollo" (vals, 1937, con Lidio Fasoli); "Como perro en cancha 'e bochas (milonga, 1937, con Aníbal Troilo"); "A mi primera novia" (vals, 1939, con Vicente Fiorentino); "Canción del estudiante" (canción, 1939, con Ernesto César Galeano y Carlos Vicente Guastavino); "Otra vez carnaval" (tango, 1941, con Carlos Di Sarli); "Los harapos de mis sueños" (tango, 1942, con Mario Canaro); "Bailongo de los domingos" (tango, 1943, con Oscar Arona); "Oigo tu voz" (tango, 1943, con Mario Canaro); "Malvón" (tango, 1944, con Oscar Arona); "Chaparrón" (milonga, 1945, con "Pintín" Castellanos); "Rosicler" (tango, 1946, con José Basso); "Fraternal" (canción de Navidad y Año nuevo, 1947, con Sebastián Piana); en 1947 escribió una letra en español para el vals "Fascinación" ("Fascination"), compuesto en 1932 por Fermo Dante Marchetti y Maurice de Fèraudy en música y letra, respectivamente.
También escribió "Mamboretá" (tango, 1950, con María Isolina Godard); "La misma calle" (tango, 1961, con Edgardo Donato); "Pobre negro" (candombe, 1962, con José Basso); "Recuerdo para Villoldo" (tango, 1977, con Julio De Caro).
Tres de sus tangos fueron premiados en los concursos anuales que organizaba Max Glücksmann, dueño de la empresa "Discos Nacional". Fueron ellos: "Bajo Belgrano" (concurso de 1926); "Alma en pena" (1928) y "Bajo tierra" (1930).
De todos sus colaboradores, a quien quiso más entrañablemente fue a Anselmo Aieta y de su producción autoral con el bandoneonista, sentía un especial afecto por "Siga el corso" y "Alma en pena".


                                                           

                              Portada de la partitura de "Siga el corso"


García Jiménez escribió una treintena de obras teatrales, entre las que se destaca "¡El muerto que yo vendí goza de buena salud!"; pieza cómica en un acto y tres cuadros, en colaboración con Narciso Muñiz, presentada en el teatro Apolo y en el que la cancionista "Pepita" Cantero estrenó el antedicho tango de García Jiménez y Discépolo "Alguna vez".
Muy amigo de José Razzano, solicitó su concurso para, con sus relatos referidos a su compañero de dúo y de la vida, escribir el libro "Vida de Carlos Gardel contada por José Razzano", en 1946.
También publicó "El tango, historia de medio siglo" (1964); "Así nacieron los tangos" (1965) y "Estampas de tango" (1968).
Fue autor del guión de la película "Se llamaba Carlos Gardel", dirigida por León Klimovsky, protagonizada por Roberto Escalada, Juan José Míguez, Felisa Mary, Elina Colomer y Golde Flami y estrenada el 7 de abril de 1949.
Junto a Enrique Cadícamo, escribió también el argumento del filme "La historia del tango", dirigido por Manuel Romero, protagonizado por "Tito" Lusiardo, Fernando Lamas, "Pepita" Muñoz, Severo Fernández y Virginia Luque y estrenado el 29 de junio de 1949.
Colaboró con Lucas Demare en el guión de la película "Mi noche triste" (que narra la vida de Pascual Contursi), con dirección del propio Demare, las actuaciones en los principales papeles de Jorge Salcedo, Diana Maggi, María Esther Gamas, Blanca del Prado, Pedro Maratea y Aníbal Troilo y estrenada el 3 de enero de 1952.
En su libro "Así nacieron los tangos" (que narra, no exentos de alegorías que ornan los relatos, los procesos de composición de los más importantes de ellos), en el referido a su entrañable y exitoso tango "Alma en pena", comparte sus sentimientos hacia Anselmo Aieta y recuerda su dolor por el aún reciente fallecimiento del bandoneonista, acaecido el año anterior, el 25 de septiembre de 1964.
Francisco García Jiménez falleció en la ciudad de Buenos Aires el 5 de marzo de 1983.


                     Alma en pena; tango (F. García Jiménez - A. A. Aieta)
    Carlos Gardel - Guitarras: José Aguilar - José Ricardo - Guillermo Barbieri
                     Grabado en Odeón de París el 11 de octubre de 1928
                                          Nacional 18252a/Ki 1851-2



  
                                                 

viernes, 12 de agosto de 2016

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (V): CELEDONIO ESTEBAN FLORES

Probablemente haya sido quien mayor capacidad tuvo para reflejar una situación en pocas líneas.
Baste para demostrarlo el recitado que escribió introductorio a su tango "¡Lloró como una mujer!", en el que, en apenas cuatro líneas, describe con admirable precisión el estado de los protagonistas de la obra.
Celedonio Esteban Flores nació en Buenos Aires el 3 de agosto de 1896, segundo hijo de don Manuel Ceferino Flores y de Fermina Rueda.
Con la llegada de otros tres niños, la casa de Talcahuano 48 quedó chica y la familia se mudó a una casa en Almagro, primero y luego a Villa Crespo; el barrio al que llegó a la edad de catorce años, el que lo vio crecer y dar sus primeros pasos en la poesía hasta la definitiva consagración.
Cursó sus primeros años escolares en el colegio "Roca", Libertad 581. Resultó un alumno inteligente y aplicado, aunque un tanto revoltoso, a la vez que algo desaliñado.
Esta última condición puede comprobarse con una simple anécdota. En oportunidad de una visita a otra escuela, el día anterior la maestra les había recomendado a los niños prolijidad en el vestir. El día de la misma, la docente revisó a cada alumno y al llegar al pequeño Celedonio, le recriminó que sus zapatos no estuviesen lustrados en la zona del talón y él, inmediatamente, le respondió:
"¿Para qué me los voy a lustrar atrás si nadie los mira?
A la edad de once años, se le antojó que quería convertirse en un gran músico y ante su insistencia, su padre lo inscribió en el Conservatorio "Williams". Allí comenzó estudios de violín, pero como todo capricho, duró poco y a los dos meses desistió de continuar.
Entrando en la adolescencia, se le ocurrió que quería ser boxeador y para tal fin comenzó a entrenarse en el Club Universitario. Compitió dentro de la categoría liviano, llegando a una final selectiva para el campeonato sudamericano, perdiendo el combate decisivo ante Mario Reylli.
Sin embargo, continuó en el oficio hasta ser nombrado profesor, cargo que ejerció en el Club América de Villa Crespo.
Para entonces, ya escribía sus primeros deshilvanados versos. Sus lecturas incluían a "Almafuerte", Amado Nervo, Rubén Darío y Evaristo Carriego y su primer cuaderno de poesías, que llamó "Flores y yuyos", data de 1915. A la sazón, trabajaba en el Ferrocarril Central Argentino.
Allá por 1920, el periódico nochero "Última hora", había organizado un concurso para letras inéditas, cuyo ganador sería recompensado con la suma de cinco pesos y la publicación de su obra en el diario.
Celedonio escribió, entonces, para dicho certamen, un poema compuesto en quintetos y al que tituló: "Por la pinta". Sus versos resultaron los ganadores y al aparecer en el periódico, llamaron la atención de José Razzano y de Carlos Gardel, quienes de inmediato, quisieron conocer al autor.
El encuentro fue evocado por el poeta Francisco García Jiménez con estas palabras:
"Lo citaron al estudio de grabación, que estaba en los altos del cine Grand Splendid.
¿Qué vieron aparecer? Un muchachito bajo, regordete, tímido, moreno, que en su cabeza disimulaba las motitas con un peinado tirante, aplastado y pegado con gomina.
Era algo más que veinteañero, pero parecía un adolescente. Gardel lo miró con afecto y supuso que lo mandaba otra persona mayor: el verdadero autor oculto.
- "Vos sos el sobrino" - se le ocurrió decirle
- "De quién" - dijo sorprendido el morochito
- "De tu tío ... Bueno, del que escribió esos versos rantes"
- "Soy yo el que escribió esos versos rantes, señor Gardel. Y aquí le traigo estos otros, a ver si le gustan.
Gardel tomó la hoja de block, escrita a máquina, que le tendía el jovencito. Leyó. 
Con gestos admirativos se la pasó a Razzano. Éste compartió inmediatamente el entusiasmo. Era la letra de "Mano a mano".
-"¿Qué me contás?" - exclamó Gardel entusiasmado - "¡Le vamos a hacer música enseguida, pibe!"
Y guiñándole un ojo, mantuvo su escepticismo cordial:
- "Los versos serán tuyos, che. Pero ese lío de la mina bacana le pasó al bandido de tu tío, ¿eh?".
Tras ponerse de acuerdo, los miembros del dúo entregaron el poema a su guitarrista José Ricardo para que le pusiera música de tango. Así lo hizo y rebautizó a la obra con el nombre "Pelandruna refinada". Gardel y Razzano lo cambiaron por el definitivo y consagratorio título: "Margot" y el inmortal cantor lo registró en el disco en 1921 (Nacional 18033b/443).
Y el nuevo poema que acababa de entregarle el jovencito, ya con música, con el tiempo se convirtió en el tango característico en la carrera del intérprete máximo: Mano a mano.


                                                                 

Primigenia grabación de "Mano a mano" por Carlos Gardel
Año 1923 - Matriz Nº 1153


Ya definitivamente consagrado en el mundo del tango, compuso otra letra que también tendría gran éxito: "La mariposa", con música del maestro Pedro Maffia. A ella le siguieron: "El arroyito", tango con música de Samuel Castriota; "Milonga fina" y "El alma que siente"; tangos, con José Servidio; "Muchacho", tango, con Edgardo Donato, "Malevito", con Pedro Maffia; "Cordobesita", zamba, con Samuel Castriota y otro que también pasaría a la historia grande del tango: "El bulín de la calle Ayacucho", con música de los hermanos José y Luis Servidio, que existió en verdad, y cuya historia fue relatada por el propio José Servidio:
"En 1923 compuse "El bulín de la calle Ayacucho. ...
Yo vivía entonces en Aguirre Nº 1061, donde aún vive mi familia. "Cele" me trajo al café "A.B.C" la letra ya hecha. Era para la primavera de 1923. Compuse el tango en un par de días en el bandoneón.
La primera frase me salió enseguida. "El bulín de la calle Ayacucho" existió realmente. Quedaba en Ayacucho Nº 1443. 
Era una piecita en la que ni los ratones faltaban ... Infaltables a las reuniones de todos los viernes eran Juan Fulginiti; el cantor Martino; el cantor Paganini (del dúo Paganini-Ciacia); Nunziata, también cantor, del dúo Ciccarelli-Nunziata; el flaco Sola, cantor, guitarrista y garganta privilegiada para la caña; yo ... en fin.
Ciacia cocinaba siempre un pucherete. Había en el bulín una sartén y una "morochita". Se tomaba mate, se charlaba. Como le decía, hasta algún ratón merodeaba por ahí. Las reuniones en el bulín de la calle Ayacucho duraron más o menos hasta fines de 1921. Cuando "Cele" se puso de novio, terminaron. Ya han muerto casi todos los que nos reuníamos allí".
Desde aquella época de "Por la pinta", Gardel y Razzano, se consideraban a sí mismos como los descubridores del poeta y los principales difusores de su obra. Pese a ello y promediando los años '20, la cancionista Rosita Quiroga, uno de los números más fuertes de la Casa Víctor y poseedora de un estilo netamente lunfardesco y "arrabalero", consiguió que Celedonio comenzara a escribir tangos con exclusividad para ella (quien la extendió a otros artistas del sello), para lo cual le ofreció un ventajoso contrato. Así, el poeta escribió para Quiroga, entre otras obras: "Nunca es tarde" y "Viejo coche", con música de Eduardo Pereyra; "Sentencia", con Pedro Maffia; "Beba", con Edgardo Donato; "La musa mistonga", con Antonio Polito (cuyo registro por ella para Víctor el 1 de marzo de 1926 fue la primera grabación realizada en Argentina por el sistema eléctrico), "Audacia", tango, con Hugo La Rocca; "Es preciso que te vayas", tango, con Juan Carlos Cobián; "De estirpe porteña" y "Carta brava", ambos con música de la propia cantante.
Pero Celedonio no dejaría de escribir obras para ser interpretadas por Carlos Gardel quien, durante ese período, le grabó: "Gorriones", tango, con música de Eduardo Pereyra; "Mala entraña", tango, con Enrique Maciel; "¡Tengo miedo!" y "¡Lloró como una mujer!", tangos, con José Aguilar; "Canchero", tango, con Arturo de Bassi; "Por seguidora y por fiel", tango, con Ricardo Luis Brignolo; "Te odio", "Mentira" y "Si se salva el pibe", tres tangos con música de Francisco Pracánico; Viejo smocking", tango, con Guillermo Barbieri; "Colorao ... colorao", tango, con Alberto Hilarión Acuña; "Pan", con Eduardo Pereyra.

                                                   
       

                                  Portada de la partitura de "Mentira"


Su obra autoral cuenta, además y entre muchas otras, con las siguientes obras:
"Bigotito" y "Qué careta",tangos (con Roberto Fontaina y Edgardo Donato"); "Son grupos" y "Botija linda", tangos (con Gerardo H. Matos Rodríguez); "Comadre", tango (con Juan de D. Filiberto); "Atenti pebeta", tango (con Ciriaco Ortiz); "Farol de los gauchos", zamba (con Eduardo Pereyra); El día que yo pueda", tango (con Francisco Canaro"); "Atorrante", tango (con Miguel Bonano); "Corrientes y Esmeralda", tango (con Francisco Pracánico); "Nunca", tango (con Antonio Sureda); "Mía", tango (con Elvino Vardaro y Oscar Arona); "Maldita", tango (con Antonio Rodio); "Pa' lo que te va a durar", tango (con Guillermo D. Barbieri); "Ufa ... qué secante!", tango (con Manuel Buzón); "Venite conmigo" y "Corazoncito de oro", tangos (con Edgardo Donato); "Cuando me entrés a fallar", tango (con José Aguilar); "Varón", milonga (con Francisco J. Lomuto); "Pensando en tí", vals (con Azucena Maizani); "Soy un porteño" y "Durazno a cuarenta el ciento", milongas (con José Razzano); "Chatita color celeste", milonga (con Rodolfo Sciammarella) y tantísimos más, llegando a la suma de 149 obras registradas.
Recitó sus poemas en distintas radios: LR4 Radio Splendid (en el programa "La hora Geniol", en el que también actuaba Gardel); LP6 Radio América;  LR3 Radio Belgrano y también en CX16 Radio Carve de Montevideo. Algunos de sus recitados se encuentran grabados. 
Ocasionalmente fue presentador de Héctor Gagliardi y de Carlos Acuña.
En 1930 participó con Gardel en el cortometraje en el que el cantor interpreta "Mano a mano".
Publicó dos libros con poemas suyos: "Chapaleando barro" y "Cuando pasa el organito". 
Casado con Luisa Vince, por sugerencia de ella pronto mudáronse a una casa en Claypole, pensando que "Cele" llevaría una vida un poco más reposada y alejada del ambiente nocturno porteño.
Sin embargo, no fue así. Invariablemente, perdía el último tren de la madrugada, llegando a su casa por la mañana. Por esta razón, el matrimonio volvió a trasladarse, regresando así el poeta a su querido Villa Crespo, en Malabia 2154. 
Celedonio Esteban Flores, el gran poeta, enfermó tempranamente y falleció en su amado barrio, a los cincuenta años de edad,  el 28 de julio de 1947.

                     
                    ¡Lloró como una mujer!; tango (C. E. Flores - J. Aguilar)
                Carlos Gardel - Guitarras: José Aguilar - Guillermo Barbieri
                                 Grabado el 12 de septiembre de 1929
                                              Nacional 18293a/4581


                                                                                                                         

viernes, 13 de mayo de 2016

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (IV): MANUEL ROMERO

Fue una de las más importantes figuras del espectáculo argentino. 
Lo posiciona en tal situación su vastísima trayectoria: periodista, poeta, autor teatral, director de compañías y cineasta.
Nació en su amada Buenos Aires (a quien le dedicó una de sus más sentidas poesías), el 21 de septiembre de 1891.
Tras cursar sus estudios de colegio, fue alumno de la Escuela de Fogoneros de la Armada, otro de sus grandes amores.
En 1913 se inició como periodista en la revista "Fray Mocho", comenzando así una brillante carrera que continuaría en "Crítica"; "Última hora" y "La montaña".
Consolidándose en el ambiente del teatro, comenzó a escribir sainetes, siendo el primero "Teatro breve", escrito conjuntamente con Ivo Pelay y estrenado en el teatro "Comedia" el 7 de enero de 1919.
De allí pasó a otra variante teatral: la revista. Fue uno de los que afianzaron este género, al que le fue incorporando elementos del bataclán francés; pero dándole, a la vez, la fisonomía porteña que fue una característica fundamental en toda su labor.
En las letras de tango inicióse en 1921 con "El taita del arrabal", escrita con Luis Bayón Herrera, con quien Romero ya trabajaba en el teatro "Porteño". La melodía fue compuesta por una gran figura de la música española: el maestro José Padilla, quien por entonces se encontraba en Buenos Aires por haber sido contratado como director de orquesta para una compañía de zarzuelas en el teatro "Ópera".
Al año siguiente escribe varios tangos más para sus producciones; entre ellos "Polvorín", con música de José Martínez y estrenado el 28 de julio de 1922 por el barítono José Muñiz en su sainete "El Gran Premio Nacional". El caballo "Polvorín" existía en verdad y su propietario era el abogado y político conservador Benito Villanueva.  
Pero la consagración definitiva para Manuel Romero llegaría dos meses antes, exactamente el 12 de mayo, día en que la compañía de César Ratti pone en escena en el teatro "Apolo" la obra "El bailarín del cabaret", en la cual el galán-cantor Ignacio Corsini estrena el tango "El patotero sentimental", de Romero con música de Manuel Jovés. 
El historiador y periodista Osvaldo Sosa Cordero evocaba ese momento con estas palabras:
"El público se vuelca al Apolo atraído por la agradable pieza y por el notable cantor que de riguroso "smoking", displicentemente apoyado en el respaldo de una silla, la rodilla derecha descansando en ella, canta en el cuadro del escénico cabaret: "Patotero, rey del bailongo; patotero sentimental" ...
El éxito fue extraordinario y marcó un hito en la historia del tango. Carlos Gardel lo grabó en dos tomas, editándose la segunda, pero Corsini registró cinco tomas con dos números de matriz distintos, publicándose la tercera y la quinta, acompañado por la orquesta del maestro Roberto Firpo.

                                                             


               "El patotero sentimental" por Ignacio Corsini y Roberto Firpo. 
Este ejemplar corresponde a la edición de la quinta toma, número de matriz 924-1


El músico español Manuel Jovés fue por entonces habitual colaborador de Romero con quien también compuso, entre los años 1922 y 1925, los tangos "La provinciana"; "Pobre milonga"; "Nubes de humo (Fume compadre)"; "Corazón de arrabal" y principalmente el tango que el poeta escribió para dedicar a su amada ciudad: "Buenos Aires", estrenado por Carlos Morganti en el teatro "Maipo" el 22 de febrero de 1923 en la obra de Romero "En el fango de París" por la compañía Mary-Morganti-Gutiérrez.
De él escribieron Héctor y Luis Bates:
"Las notas de "Buenos Aires" dejaron de pertenecerle por completo para entrar a ser parte de la misma belleza que cantaban ... Hablaban de la tierra querida; desde el mismo instante en que nació, entró a formar parte de esa cosa indivisible que es la propiedad de todos en cuanto abarca y contiene."
"Buenos Aires" igualó el éxito de "El patotero sentimental", constituyendo ambos los más grandes sucesos de Manuel Romero.
Carlos Gardel dio con su inigualable voz el marco perfecto para este auténtico himno a la capital de Argentina, "La reina del Plata", como la definió el poeta. El cantor incomparable lo llevó consigo a lo largo de toda su carrera. Lo grabó en dos oportunidades, 1923 y 1930 y además, fue la obra que eligió para su presentación en New York, en la cadena NBC, el 31 de diciembre de 1933. El maestro Terig Tucci, responsable de toda la producción musical de Gardel en Estados Unidos, al recordar el último ensayo previo al debut, lo evocaba así:
"Llegó la hora de la prueba. Los profesores sentados ante sus respectivos atriles; Gardel, completamente dueño de sí, examinaba sus canciones; desde su estrado, Hugo Mariani aprestándose a iniciar el ensayo y repiqueteando la batuta, llamaba al orden a la orquesta.
La primera pieza que se ensayó fue "Buenos Aires", la canción que debía servir de rúbrica".

                                                              

           Primera grabación de "Buenos Aires" por Carlos Gardel. Año 1923. 
                                                Matriz Nº 1234-1


Siendo codirector (con Luis Bayón Herrera) de la compañía de revistas del teatro "Sarmiento", en el año 1931 viajó con ella a París y allí se le presentó la oportunidad de vincularse al mundo del cine.
A la sazón, se encontraba en dicha ciudad Carlos Gardel preparando su primer largometraje y a la búsqueda de quien pudiera trabajar en el mismo. Desde luego, ella se centró en artistas argentinos y ya por él conocidos. Es así como la producción musical fue confiada a Gerardo H. Matos Rodríguez; el guión a Romero y a Luis Bayón Herrera; el acompañamiento musical estuvo a cargo de Julio De Caro con su orquesta y los guitarristas que por entonces tenía Gardel: Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol y los principales protagonistas fueron Sofía Bozán, Gloria Guzmán y Pedro Quartucci. La película, que se llamó "Las luces de Buenos Aires", incluyó cuadros en los que se lucía la compañía de revistas y Romero escribió, además, las letras de los cuatro temas musicales que allí se interpretaron: los tangos "Mi provinciana" y "Canto por no llorar", ambos con música de Matos y cantados por Sofía Bozán y los dos que entonó la voz de Gardel: la canción "El rosal" (también con melodía de Matos) y el tango "Tomo y obligo" (con música del propio cantor).
A partir de allí y a través del tiempo, Romero se convirtió en uno de los más importantes hombres del cine argentino. De regreso a Buenos Aires, en 1933 se vinculó a la productora "Lumiton" y más tarde su director, reemplazando en el cargo a quien fuera su fundador: Enrique Telémaco Susini.
La producción fílmica de Romero ha sido absolutamente grandiosa, incluyendo títulos tales como: "Noches de Buenos Aires"; "El caballo del pueblo"; "La muchachada de a bordo"; "Don Quijote del altillo; "Radio Bar"; "Fuera de la ley"; "El cañonero de Giles"; "La muchacha del circo"; "La Vuelta de Rocha"; "Los muchachos de antes no usaban gomina", "La rubia del camino"; "Tres anclados en París"; "Mujeres que trabajan; "Divorcio en Montevideo"; "Muchachas que estudian"; "La vida es un tango"; "Gente bien"; "Carnaval de antaño"; "Casamiento en Buenos Aires"; "Luna de miel en Río"; "Isabelita"; "Yo quiero ser bataclana"; "Un bebé de París"; "Mi amor eres tú"; "Historia de crímenes"; "Una luz en la ventana"; "Elvira Fernández (vendedora de tienda)"; "Ven... mi corazón te llama"; "Hay que casar a Paulina"; "Adiós pampa mía"; "El diablo andaba en los choclos"; "El tango vuelve a París"; "Navidad de los pobres"; "La rubia Mireya"; "Porteña de corazón"; "Mujeres que bailan"; "Morir en su ley"; "Un tropezón cualquiera da en la vida"; "La historia del tango"; "Valentina"; "Derecho viejo"; "El hincha".
Dirigió a las figuras más relevantes de la cinematografía argentina: Tita Merello, Severo Fernández, Enrique Serrano, Irma Córdoba, Fernando Ochoa, Luis Sandrini, Nuri Montsé, Tito Lusiardo, Benita Puértolas, José Gola, Santiago Arrieta, Alicia Barrié, Olinda Bozán, Juan Carlos Thorry, Alberto Vila, Gloria Guzmán, Marcos Caplán, Luisa Vehil, Luis Arata, Ricardo Passano (h), Rosa Rosen, Hugo del Carril, Mercedes Simone, Floren Delbene, Mecha Ortiz, Florencio Parravicini, Sabina Olmos, María Esther Buschiazzo, Marcelo Ruggero, Paulina Singerman, Niní Marshall, Pepita Serrador, Delia Garcés, Alicia Vignoli, Amalia Bernabé, Charlo, Sofía Bozán, Teresa Serrador; Arturo García Buhr, Narciso Ibáñez Menta, Osvaldo Miranda, Francisco Álvarez, Francisco Charmiello; Alberto Castillo, María Esther Gamas, Perla Mux, Silvana Roth, Pepita Muñoz, Elvira Ríos, Aníbal Troilo, Elena Lucena, Analía Gadé, Jorge Salcedo, Augusto Codecá, Fidel Pintos, Roberto Escalada, Juan José Míguez, Fanny Navarro, Olga Zubarry, Vicente Rubino, Laura Hidalgo, Diana Maggi y hasta al mismísimo Enrique Santos Discépolo.
Entre sus obras teatrales se cuentan, amén de las ya mencionadas: "Los pronósticos de 1922"; "El rey del cabaret"; "Patotero, rey del bailongo"; "La maravillosa revista"; "Chevallier revista" (en la que dirigió a Maurice Chevallier, especialmente contratado para trabajar en ella); "Gran circo Rivolta"; "La canción de Buenos Aires"; "De Puente Alsina a Montmartre"; "A ver quién nos pisa el poncho"; "La guardia vieja"; "Atención a la largada"; "El correntino Vidal"; "La muchachada de a bordo"; "La vuelta de Pirincho"; "El rincón de la alegría"; "La cantina está que arde"; "La ilusión de Sabatucci" y tantísimas otras, hasta llegar a la cifra de 178 piezas.
Tiene registradas 146 letras de canciones, algunas de ellas son fundamentales en la historia del tango: "El patotero sentimental"; "Buenos Aires"; "Nubes de humo"; "Tiempos viejos"; "Tomo y obligo; "La canción de Buenos Aires". Escribió también, entre otras, las letras de "Tango porteño"; "No se puede con Luis Ángel" (dedicada al boxeador Luis Ángel Firpo); "Haragán"; "Aquel tapado de armiño"; "Gabino"; "La muchacha del circo"; "Las vueltas de la vida"; "Estampilla"; "Guapo sin grupo"; "Desensillá hasta que aclare"; "Qué querés con ese loro"; "Oración criolla" (en recuerdo de Carlos Gardel); "Recuerdos de bohemia"; "La canción del camino"; "Guapo y varón"; "Carnaval de antaño"; "Dime mi amor"; "Don Segundo Sombra"; "Cuando no queda esperanza"; "Pobre soñador"; "El vino triste"; "La ribera"; "Yo quiero ser bataclana" y tantas más, contándose la "Marcha de la Armada".
Manuel Romero; prócer del tango, del teatro y del cine argentinos, falleció en su entrañable Buenos Aires el 3 de octubre de 1954.


                               Buenos Aires; tango (M. Romero - M. Jovés)
                 Carlos Gardel - Guitarras: José Aguilar - Guillermo Barbieri - 
                                               Ángel Domingo Riverol
                                Violín: Antonio Rodio - Piano: Rodolfo Biaggi
                                          Grabado el 1 de abril de 1930
                                                Nacional 18808b/5328



    
                                                          

sábado, 12 de marzo de 2016

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (III): PASCUAL CONTURSI

Pascual Contursi no sólo fue uno de los más prolíficos poetas del tango proporcionalmente al tiempo que vivió (sólo 43 años), sino que también fue protagonista principal de los dos sucesos más importantes de toda la historia de nuestra música.
Nació en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, el 18 de noviembre de 1888. Siendo aún un niño, sus padres decidieron radicarse en la Capital Federal, más precisamente en el barrio San Cristóbal.
A fin de colaborar con el sustento familiar dedicóse a diversos oficios, entre ellos, una zapatería en la que tuvo como compañero a quien más adelante sería una gloria del teatro argentino: don Pascual Carcavallo.
Siendo un adolescente se traslada a Montevideo y mientras se gana la vida desempeñando tareas varias, da sus primeros pasos en lo que sería su auténtica pasión: el arte.
Los escenarios de la capital uruguaya fueron testigos de sus primeros triunfos hasta consagrarse en el cabaret "Royal" acompañándose con su guitarra de nueve cuerdas.
Era un cantor semi aficionado pero le bastaba para gozar de un cierto éxito.
Paralelamente inicióse en el arte de la poesía y comenzó a escribir sus primeras letras, que concebía para ser acopladas a las melodías de tangos compuestos con anterioridad y por lo general, sin tener el consentimiento de los músicos respectivos.
Así nacieron las poesías para  "Champagne tangò (de Manuel Aróztegui); "La biblioteca" (de Augusto P. Berto); "Ivette" (de José Martínez); "Matasano" (de Francisco Canaro) y otras a las que les puso título, modificando de esta manera el original ideado por el músico correspondiente: "Pobre paica" (para la melodía del tango "El motivo", de Juan Carlos Cobián); "Qué querés con esa cara" (para "La guitarrita", de Eduardo Arolas); y también "Flor de fango" (para el tango "El desalojo", de Augusto A. Gentile).
Pero la que escribió para la música de "Lita", de Samuel Castriota, constituyó el primer hecho fundamental en la historia del tango.
Rebautizada con el nombre "Percanta que me amuraste", Contursi la estrenó en el cabaret "Moulin Rouge", ubicado en la esquina montevideana de Andes y Colonia, en el verano de 1916/17.
A la sazón se encontraban actuando en dicha ciudad, específicamente en el teatro "Urquiza", Andes 1455, Carlos Gardel y José Razzano, que comenzaron su actividad en el citado lugar el 11 de enero de 1917. En oportunidad de ir adonde cantaba el poeta, conocieron al tango que les agradó a punto tal que decidieron traerlo a Buenos Aires como novedad.
Gardel empezó a cantarlo en ruedas de amigos, a quienes la flamante obra les gustó sobremanera.
Este hecho provocó que los miembros del dúo analizaran la posibilidad de darlo a conocer al público porteño; pero dudaban del efecto que causaría en él, tan acostumbrado a escucharlos cantar sólo obras de corte folclórico, un tango pletórico de expresiones lunfardas. Disipadas las dudas por sus amigos, la obra fue finalmente interpretada por Gardel en el teatro "Esmeralda" (hoy "Maipo"), Esmeralda 443.
El éxito fue tan rotundo que el máximo cantor se decidió a grabarla en disco inmediatamente.
Pero antes del registro fonográfico y tal como hicieron con muchas de las obras que formaban parte de su repertorio, optaron por cambiarle el nombre y eligieron llamarla "Mi noche triste".


                                                             

Grabación de "Mi noche triste" por Carlos Gardel - 1917


Esta obra cambió para siempre la historia del tango, ya que de allí en adelante será considerado como la que inició la era del denominado "tango-canción".
En su etapa montevideana Contursi escribió también "De vuelta al bulín" (para la música del tango de José Martínez "Samuel"), así como tres que conservaron sus títulos originales: "El flete", de Vicente Greco; "Era linda mi gauchita", de Eduardo Arolas y "Amores viejos", de Enrique Delfino.
De regreso en Buenos Aires comenzó a actuar en distintos lugares, siendo su favorito "La terraza", un café ubicado en Corrientes y Paraná.
Siguió escribiendo letras y en 1924 protagonizó el otro hecho trascendental en la historia de nuestra música. El 6 de junio en el teatro "Apolo", la compañía de Leopoldo Simari estrenó el sainete "Un programa de cabaret", original de Contursi y Enrique P. Maroni. Durante su transcurso, el tenor José Muñiz dio a conocer un nuevo tango titulado "Si supieras", compuesto sobre la música de "La cumparsita", de Gerardo Hernán Matos Rodríguez.
Esta obra era en principio una marchita carnavalesca que, en 1916, en Montevideo, le fue llevada al maestro Roberto Firpo para su evaluación y éste, con algunas modificaciones, la transformó en tango y la estrenó en el café "La Giralda", 18 de julio y Andes, en donde estaba actuando con su orquesta.
Si bien durante los primeros tiempos a partir de su composición fue objeto de varias grabaciones a cargo de orquestas importantes, poco a poco fue cayendo en el olvido. La poesía escrita por Contursi lo volvió al triunfo y mereció ser grabado por Carlos Gardel. A partir de allí, "La cumparsita" tomó con creciente éxito los caminos del mundo hasta ser considerado lo que es hoy: el himno del tango.
Esta realidad fue narrada por Francisco Canaro con estas palabras:
"En mi primer viaje a París, a los pocos días de mi debut me encontré con Gerardo Matos Rodríguez quien, en viaje de turista, estaba disfrutando de los mil y un encantos que brinda la Ciudad Luz a los forasteros que, sedientos de renovadas impresiones, llegan a la "grand ville" donde pareciera que las más quiméricas ilusiones nacen, viven y se mueren y donde el sortilegio de su historia y de su fascinación fluctúa en todos sus ámbitos. 
Después del saludo y abrazo de práctica entre viejos amigos, nuestra conversación terció sobre Buenos Aires, de donde yo acababa de llegar y sobre la reactualización del éxito de "La cumparsita", que, entre paréntesis, para Matos Rodríguez ya había pasado a la historia.
Le conté cómo había resurgido de nuevo y de qué manera se ejecutaba con verdadero furor por todas las orquestas; que Pascual Contursi y Enrique Maroni le habían compuesto una letra muy bonita y adaptada a su ritmo y que Carlitos Gardel la cantaba con extraordinario éxito y hasta la había grabado en discos. 
Matos Rodríguez se alegró muchísimo de mis gratas noticias de la exitosa resurrección de su difundido tango."

                                                                      

Café "La Giralda", adonde en 1916 la orquesta de Roberto Firpo estrenó "La cumparsita"


Profusa fue la obra autoral de Contursi, compuesta por sainetes y obras musicales.
En colaboración de Ivo Pelay, Manuel Romero, Enrique P. Maroni, Alberto Ballestero, Mario Bellini, Elías Alippi, Domingo Parra, Pablo Marcelino Suero, entre otros autores, dio a conocer para el teatro:
"La milonga popular"; "Percanta que me amuraste"; "Vayan saliendo los guapos"; "Un programa de cabaret"; "Garabito"; "Porteño tenía que ser"; "Quién fuera millonario"; Hasta el San Martín no para"; "Atención al fogonazo"; "Los distinguidos reos"; "En el barrio de los tachos"; "Maldito cabaret"; "La polca de la silla"; "Martineta y Carpincho"; "Cabaret, tangos y anexos"; "Qué calamidad"; "Del tango al charleston"; "Primavera rea".
Entre las piezas musicales, amén de las ya citadas, se cuentan:
"Desdichas" (con Augusto A. Gentile"); "La mina del Ford" (con Fidel del Negro y Antonio Scatasso); "Caferata"; "La he visto con otro"; "Pobre corazón mío; "Ventanita de arrabal", "Marchetta; "Te doy lo que tengo";  (estas seis con Antonio Scatasso); "Puentecito de plata"; "La jujeña"; (ambas con Francisco Canaro); "El mate de la china"; "Garabita"; (estas dos con Bernardino Terés); "¡Qué lindo es estar metido"! (con Enrique Delfino). Su obra póstuma fue "Bandoneón arrabalero", escrita en París en 1928 y cuya música compuso Horacio Pettorossi, quien inmediatamente transfirió sus derechos de autor a Juan Bautista Deambroggio "Bachicha".
Con respecto a los géneros: "La jujeña" es una zamba; "El mate de la china", una ranchera y el resto son todos tangos.
Al año siguiente cayó víctima de una enfermedad producto de un contagio y la misma fue minando su capacidad mental y comenzó a desvariar.
Carlos Gardel, quien a la sazón se encontraba actuando en la capital francesa, lo encontró una noche del frío invierno parisino tiritando en la Place Pigalle y le preguntó:
- "¡¡¡Pascual!!! ¿No tenés frío?"
-"¡No!. ¡Me muero de calor!; le respondió Contursi.
El cantor quedó tan impresionado que inmediatamente organizó el regreso del poeta a la Argentina.
En el puerto de Buenos Aires lo aguardaban su esposa, su joven hijo de veinte años José María y también José Razzano, quien, advertido por Gardel de su grave estado de salud, se ocupó de ayudar a la familia para su pronta atención.
A partir de allí, José María y Razzano cimentaron una sólida amistad y el hijo del poeta (que también lo era), se encontraba presente en el lecho de muerte en el momento en que el viejo "Pepe" emprendió el viaje hacia la eternidad el 30 de abril de 1960.
Internado en un hospicio, Pascual Contursi falleció en Buenos Aires el 29 de mayo de 1932.
 
 
                   Mi noche triste (Lita); tango (P. Contursi - S. Castriota)
                Carlos Gardel - Guitarras: José Aguilar-Guillermo Barbieri-
                                                         Ángel Domingo Riverol
                                 Grabado el 24 de abril de 1930
                                       Nacional 18812a/5449
 
 
                                                                   
 


lunes, 11 de enero de 2016

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (II): JUAN ANDRÉS CARUSO

Inspiradísimo poeta y escritor teatral y el principal colaborador autoral del maestro Francisco Canaro, fue Juan Andrés Caruso.
Precisamente, fue el insuperable músico quien realizó la descripción más exacta de su persona:
"Juan A. Caruso, muchacho inteligente y emprendedor, que allá por los años 1910 a 12, procedente de Bahía Blanca, su ciudad natal, cayó a Buenos Aires en procura de más amplios horizontes, era periodista y entró a alternar con nosotros integrando la "barra" que componíamos con los hermanos Greco, Samuel Castriota, Agustín Bardi, Prudencio Aragón ("El Yoni"), el "Tano" Genaro, el "Tuerto" Camarano y otros pioneros del tango.
Caruso congenió mucho conmigo y de ahí nació una íntima y grande amistad que nos unió hasta su muerte.
Fue para mis tangos el primer y eficaz colaborador letrista que volcó su ingenio y su gracia sobre los acordes de mis composiciones.
Empezó escribiendo la letra para mi tango "Cara sucia", allá por el año 1916. 
Luego fue mi colaborador en la primera obra que escribí para el teatro en el año 1919, que era un sainete musical titulado "Nobleza de arrabal", que estrenamos con la Compañía de Felipe Panigazzi en el teatro Variedades, de la Plaza Constitución. Ahí nació mi tango que lleva ese mísmo título y alcanzó resonante éxito. 
Más tarde puso letra a los tangos "Los indios"; "Sufra!..."; "Sos bueno vos también"; "Vos también tenés tu historia"; "Se acabaron los otarios"; "Sentimiento gaucho"; "La brisa"; "Federación" y no recuerdo otros.
Hallándome en París, en 1925 y siendo Caruso secretario-representante de la compañía "Muiño-Alippi", me escribió pidiéndome música para un tango al que él le pondría letra para ser estrenado por dicha compañía en el teatro Buenos Aires en una obra de Julio F. Escobar titulada "La última copa". Correspondí gustoso al pedido del viejo y buen amigo de tantas horas, enviándole el tango que bauticé con el mismo título de la pieza de Escobar y que cantó con gran suceso Agustín Irusta. 
Caruso fue un poeta nato y podría decirse de refinada inspiración.
Los temas y los conceptos de sus "letras" se adelantaron a la época, por eso perdura con lozanía siempre palpitando el eco de sus celebradas producciones literarias.
Era un mozo de apostura elegante, alto y bien parecido: tuvo por esposa a la acriz argentina Elvira Quiroga.
Falleció hace algunos años, dejando en nuestro cancionero un sensible vacío como "letrista" y un sincero y emocionado recuerdo en el corazón de sus muchísimos amigos."

                                  
                                                                 

Juan Andrés Caruso


El único error que comete Canaro en su descripción consiste en el lugar de nacimiento del poeta.  
Juan Andrés Caruso nació en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, el 20 de septiembre de 1890. 
El menor de tres hermanos, prontamente quedaría huérfano y por esta situación fue trasladado a la ciudad de Buenos Aires para quedar al cuidado de otros familiares. Siendo aún casi un adolescente un amigo lo invita a formar parte de una "claque" y a raíz de haberse producido un robo en el teatro, se traslada a Bahía Blanca y probablemente haya sido este hecho el que indujo a error a Canaro; puesto que, al conocerlo, el poeta provenía de dicha ciudad.
Allí se había iniciado en el periodismo, en el ya antiguo periódico "Hoja del pueblo", publicación que se autocatalogaba como "bisemanario independiente". Esta tarea fue la que continuó a su arribo a Buenos Aires y que lo relacionó con el grupo de músicos al que el maestro hacía referencia, siendo por añadidura vecino de las familias Canarozzo (Canaro) y Greco, en el barrio de San Cristóbal.
En la capital argentina trabajó en los diarios "La montaña" (del que llegó a ser subdirector); "Crítica"; "Última hora" y "Mundo argentino".
En 1916 compuso su primera letra de tango, la de "Cara sucia", para ser adaptada a la melodía que, originalmente, pertenecía a Casimiro Alcorta "El negro Casimiro" (quien también le había escrito una letra de tono soez) y que Canaro adoptó y firmó como propia.
Su primera obra de teatro, la ya mencionada "Nobleza de arrabal", data de 1919 (como ya quedó expresado) y para la cual escribió la letra del tango homónimo, aunque la más exitosa y difundida fue una segunda poesía cuyos versos le pertenecen a un tal "Juan Arauco", seudónimo que esconde al poeta Homero Manzi.  
Pese a su corta vida, fue autor de más de treinta piezas teatrales y de más de ochenta obras musicales, abarcando distintos géneros.
                                                              
                                                 
         

Partitura conjunta de los tangos "Federación" y "Se acabaron los otarios"


Con Canaro compuso "Cara sucia" (tango); "Nobleza de arrabal" (tango); "Camarada" (tango): "Los indios" (tango); "La brisa" (tango); "Pinche" (tango); "Camarada" (tango); "Desengaño" (tango) [los cuatro últimos mencionados también llevan música de Juan Canaro]; "La sulamita" (shimmy); "Sufra!..." (tango); Yo tuyo soy, tuyo es mi amor" (vidalita); "Mi amorcito" (tango); "China ingrata" (vals); "La garconniere" (tango); "China de mi amor" (zamba); "Destellos" (tango); "Sentimiento gaucho" (tango); "París" (tango); "Volvé china" (tango); "Pedime lo que querés" (tango); "Se acabaron los otarios" (tango); Federación" (tango) [cuya música fue además compuesta por Luis Riccardi]; "La última copa" (tango); "Pobre pecadora" (tango); "El taita ladrón" (tango); "El timbero" (tango); "Malandrín" (tango) [también con música de Luis Riccardi]; "Sos bueno vos también" (tango); "Yo tuve un amorcito" (fox-trot) (la letra escrita en colaboración con Florencio Parravicini); "Vos también tenés tu historia" (tango); "A mí no me den consejos" (tango) (con música también de Luis Riccardi); "El brocal" (estilo).
Con Roberto Firpo: "Alma de bohemio" (tango).
Con Juan de Dios Filiberto: "Que me la traigan!... " (tango); "Ladrillo" (tango)
Con Adolfo Rosquellas: "Cap Polonio" (tango)
Con Miguel Ángel D'Errico ("Dorly"): "Córdoba" (tango).
Con Rafael Iriarte: "Cariño eterno (Irene)" (tango)
Con Luis Riccardi: "Piccolo navio" (tango)
Con Pedro Maffia: "Pelele" (tango).
Con Vicente Romeo: "Un placer" (vals); "Nuestro vals" (vals)
Con Francisco Peña: "Olga" (vals); "Llanto de amor" (vals)
Con Samuel Castriota: "Nido de amor" (tango); "Francia" (tango)
Con Juan Maglio "Pacho": "La chacarera" (tango) (con música también de José Servidio); "Tranco a tranco" (tango); "El mantón de Manila" (fox-trot)
Con Ángel Greco: "Cartitas perfumadas" (tango); "Pobre madrecita" (tango); "Mi ñata (milonga)
Con Luis Elías Cosenza y José Francisco Schumacher: "Sacate la caretita" (tango)
Con Víctor Juan Troysi: "Sin consuelo" (tango); "Mala!!" (tango) (música en conjunto con Emilio Iribarne) 
Con Elio Rietti: "Cariñito" (tango)
Con José Böhr: "Oh ... París" (canción-shimmy); "Cascabelito" (tango); "Mía ... (Para tí ...)" (tango); "Medias de seda" (tango); "Mi querido Agustín" (fox-trot)
Con Juan Canaro: "Clavelito" (tango); "El olvido" (tango), "Margarita silvestre" (ranchera).
Con Alejandro Schujer: "Cuando tus ojos me miran" (fox-trot)
Con Adolfo Rafael Avilés: "Tesorito" (tango)
Con Pacífico Víctor Lambertucci: "El flechazo" (tango)
Con María Isolina Godard: "Caricias" (tango); "Circe" (shimmy); "Adoración" (tango)
Con Domingo Greco: "Mi guitarra" (tango)
Con Agustín Bardi: "Acuérdate de mí" (tango); "La orillera" (tango); "No me escribas" (tango)
Con Mario Canaro: "Mi querer" (tango); "Así es el mundo" (tango)
Con Luis Teisseire: "Por ella" (tango); "Calandria" (tango); "Cuando mi barrio se duerme" (tango); "A contramano" (tango); "No quiero verla más" (tango); "En mi rancho hay una flor" (ranchera); "Corazón" (vals); "No hables que me estás secando" (tango); "Una milonga de amor" (tango).
También escribió una letra para el tango "Entrada prohibida", ya compuesto con anterioridad en 1912.
Con Salvador Grupillo: "Raza noble".
Con Antonio Scatasso: "La oveja descarriada" (tango), "Pobre gringo" (letra en colaboración con Alberto Vaccarezza).
Con Julio De Caro: "Olympia (Río de Janeiro)" (tango).
Víctima de una enfermedad incurable, Caruso falleció en Buenos Aires el 1 de marzo de 1931.


                    Se acabaron los otarios; tango (J. A. Caruso - F. Canaro)
                 Carlos Gardel - Guitarras: José Ricardo-Guillermo Barbieri
                                      Grabado el 27 de mayo de 1927
                                             Nacional 18205a/545-II