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lunes, 18 de noviembre de 2024

JULIO SOSA - EL ÚLTIMO BALUARTE DEL TANGO - PRIMERA PARTE

Fue el último gran cantor que atrajo multitudes y capaz de acercar al tango a la juventud de entonces, que comenzaba a sentirse cautivada por los nuevos ritmos musicales que estaban siendo introducidos en Argentina.

En 1959 arribó a Buenos Aires Ricardo Mejía, un ecuatoriano directivo de RCA Víctor, con las precisas instrucciones de imponer al rock, un ritmo foráneo ajeno absolutamente al sentir y a las tradiciones criollas que hicieron grande a nuestra música. Para conseguir su objetivo, creó lo que se dio en llamar "La nueva ola", un movimiento diseñado exclusivamente para desbancar al tango de las preferencias de los argentinos; contratando para ello a una cantidad de mediocres intérpretes, comenzando por quien luego sería su esposa, Jolly Land (Yolanda Magdalena Delisio Puccio).

Hacía ya tres lustros que el tango no pasaba por su mejor momento. La ausencia física de Carlos Gardel, el más grande de todos; se hacía sentir, pese a que José Razzano le había comprado al inoperante Armando Defino los derechos discográficos del máximo cantor y había publicado gran parte de su obra, incluyendo algunas matrices inéditas.

Todo lo que habían sembrado aquellos héroes del tango, como Francisco Canaro, Roberto Firpo, Osvaldo Fresedo, Enrique Delfino, Ignacio Corsini y Agustín Magaldi, entre tantos otros; quedó desbaratado, pese a que varios de ellos aún continuaban actuando y grabando; pero sus mejores momentos habían pasado.

Contribuyó a esta baja de nuestra música en el favor de la gente que, en 1943, el dictador Pedro Pablo Ramírez hubo de nombrar Ministro de Justicia e Instrucción Pública al escritor Gustavo Martínez Zuviría (que firmaba con el alias "Hugo Wast"), un admirador del fascismo y del franquismo y que decía velar por "la pureza del idioma". Contando con la colaboración de Monseñor Gustavo J. Franceschi (un declarado antisemita, cultor del más rancio conservadurismo y que había hecho público su odio hacia Carlos Gardel) y con el beneplácito de otros hombres de letras como Enrique Rodríguez Larreta, Manuel Gálvez y Carlos Ibarguren; creó una comisión para prohibir el lunfardo en las letras de tango, lo cual terminó de derrumbar a nuestra música en el interés público. Y pese a que en 1949, el entonces presidente Juan D. Perón lo rehabilitó, ya nada fue como antes.

Es en semejante estado de cosas, que surgió un hombre que restauró el amor por el tango por parte de las nuevas generaciones: Julio Sosa.

 

Tiempos viejos; tango (M. Romero - F. Canaro)

Julio Sosa

Orquesta Dir. Leopoldo Federico

Grabado el 16 de octubre de 1963

                    CBS-Columbia 8425a/3758