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jueves, 12 de mayo de 2022

EL CENTENARIO DE "EL PATOTERO SENTIMENTAL"

Manuel Romero fue la figura más completa del espectáculo argentino: periodista, prosista, poeta y también guionista, productor y director de cine y de teatro.                                                                                                    Comenzó su vastísima y exitosa trayectoria escribiendo en revistas y diarios, constituyendo los más destacados: "Fray Mocho"; "La montaña"; "Última hora" y "Crítica"; siendo unánimemente reconocido como un grande en toda la acepción de la palabra (que por su importancia supera a lo común y regular) por la totalidad del periodismo.                                                                                  Así lo recordaban en este último periódico en nota publicada el 4 de octubre de 1954, al día siguiente de su partida hacia la eternidad, titulada: "Todo lo que hizo Manuel Romero tenía un sabor eminentemente popular":                          

"El rumor de la calle porteña. los ecos de la bohemia. los acordes del bandoneón, el resplandor de las luces del centro, el drama de la cancionista que quiere llegar y de la buena muchacha seducida por el villano, la nota pintoresca del sainete auténtico y la evocación colorida del '900, todo lo que era vida y alma del Buenos Aires que palpitaba alrededor de Corrientes, de la vieja y estrecha Corrientes de ayer; era material que se hacía sabroso y fácil en manos de Manuel Romero.                                                                            Lo sentía y lo traducía de una manera directa, expresiva, franca, en el lenguaje más llano, en el lenguaje de la cortada, del café, de las bambalinas, de las canchas y de los hipódromos."                                                                  

Por su parte; "Noticias Gráficas", el mismo día y a guisa de homenaje, publicó un artículo al que tituló: <Murió Manuel Romero, autor de acentuada vena popular>:                                                                                                         "En toda su larga y fecunda existencia de escritor eludió lo intelectual; siendo él mismo un hombre culto, viajero curioso y de estar al tanto de todo lo que ocurría en el mundo de las letras...                                                       En cambio, sus versos de tango, su prosa teatral, la picardía criolla que campeó en sus revistas y los argumentos que apuntalaron arquitectónicamente sus películas, estaban saturados de su propio espíritu, de su propia emoción de porteño nato y de sensible receptor de todas las resonancias del pueblo."                                                                 

Estas crónicas ponen de manifiesto el respeto y la admiración por su triunfal trayectoria en todas las variantes del arte que emprendió, que el mundo del espectáculo sentía por Romero.  

En las letras de tango, se inició en 1921 con "El taita del arrabal", que escribiera conjuntamente con su amigo Luis Bayón Herrera, con quien compartía su trabajo autoral en el teatro "Porteño"; una poesía tan bien lograda que consiguió entusiasmar al gran músico español director de orquesta de zarzuelas José Padilla para que compusiera la melodía de ese poema de ambiente bien típico de Buenos Aires.   

Pero su consagración definitiva llegaría al año siguiente:


Grabación por Carlos Gardel - Nacional 18057a/954-1 - 1922


La compañía que encabezaban César Ratti y Blanca Podestá había comenzado a presentarse en el teatro Apolo" en 1921 y el empresario Julio Traversa había contratado a Ignacio Corsini para desempeñar el rol de primer galán en el citado escenario. El 12 de mayo de 1922, Manuel Romero dio a conocer su sainete "El bailarín del cabaret", para el cual escribió la letra de un tango que narraba la historia de un patotero sentimental. La música la compuso el maestro Manuel Jovés, habitual colaborador del poeta por aquellos tiempos.

Con estas palabras lo describió Francisco García Jiménez:

"En los labios y la emoción de Corsini nació el tango "Patotero sentimental". Manuel Romero -el autor de la letra-, hombre de la noche, del bailongo, de la timba, de la ágil pluma de cronista y la visión certera del teatro liviano; como asimismo su tocayo y colaborador Jovés, el inspirado músico catalán adaptado a nuestro ambiente y fogueado en cuplés y pasacalles revisteriles, sabían de sobra que no había <patoteros sentimentales>. Todos eran crueles ...

Pero Romero inventó uno para un tango. Y el tango estaba dentro de una obra titulada <El bailarín del cabaret>, que escribió para el actor cómico César Ratti, cabeza de compañía del teatro <Apolo>, que era, además, una luz bailando con corte. En la obra había, por supuesto, un cabaret y en la compañía actuaba el actor-cantor Ignacio Corsini. El resultado no fue una obra para César, sino un tango para Ignacio.

La obra se estrenó la noche del viernes 12 de mayo de 1922. En plena escena del cabaret, se alzó el rubio galán junto a la mesa que compartía con su pandilla en ruidosa jarana. Sobre un súbito silencio de concentrada reflexión, cantó:

...

El cantor transmitía a la letra, progresivamente, un acento dramático que daba veracidad al remordimiento.

...

Letra y música se aunaban en un fascinante giro pegadizo. Corsini ponía tanta convicción en su canto y su rol; que, sin mucho esfuerzo, el público se avino a convertir la imagen bárbara del patotero en la menos dura de un <seductor> desaprensivo. Después de la formidable ovación que coronó al tango y en el primer bis, el patotero de Corsini era ya un conmovedor amante atormentado, ganándose la adhesión de la sala entera..."

Fue la consagración definitiva de Romero como uno de los más grandes poetas del tango y de Corsini como el galán-cantor por antonomasia. Cabe agregar que esa noche dio marco musical al notable intérprete la orquesta que por entonces dirigía el maestro Félix Scolati Almeyda.

El éxito rotundo y perenne acompañó al tango a partir de esa noche.

Corsini lo grabó inmediatamente en "Discos Nacional", propiedad de Max Glücksmann, registrando cinco tomas en dos sesiones diferentes, números de matriz 845, 845-1, 845-2, 924 y 924-1; publicándose la tercera y la quinta. En todos los casos, fue acompañado por la orquesta que dirigía el maestro Roberto Firpo, quien ya había mudado el piano por la batuta y que el historiador Dr. Luis Adolfo Sierra estableció que formaba de la siguiente manera:

Violines: Cayetano Puglisi - Elvino Vardaro - Octavio Scaglione

Bandoneones: Juan Bautista Guido - José Schumacher

Piano: Luis Elías Cosenza

Contrabajo: Ángel Corletto.

Días después de las últimas dos grabaciones, fue también registrado en la misma empresa por Carlos Gardel con las guitarras de José Ricardo y Guillermo Barbieri en dos tomas, inscriptas con los números 954 y 954-1, editándose la segunda.

Ignacio Corsini volvió a grabarlo; con las guitarras de Armando Pagés, Rosendo Pesoa y Enrique Maciel; en 1930, el 25 de junio y el 12 de septiembre; una toma cada día y registradas en los libros de Max Glücksmann bajo los números 5780 y 5780-1. Ninguna de las dos fue publicada.

Así nació, hace exactamente cien años, una de las obras más importantes de toda la historia del tango.




El patotero sentimental; tango (M. Romero - M. Jovés)

   Ignacio Corsini

                                             Orquesta Roberto Firpo

                                                  Grabado en 1922

                                             Nacional 18401a/924-1