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sábado, 9 de julio de 2011

CURSO SOBRE CARLOS GARDEL DICTADO EN EL MES DE JUNIO

SE ENCUENTRAN A LA VENTA 4 CD CON LAS CLASES DICTADAS DURANTE EL MES DE JUNIO SOBRE CARLOS GARDEL GRABADO EN VIVO EN LA ACADEMIA PORTEÑA DEL LUNFARDO.
LOS HECHOS MÁS SALIENTES DE LA TRAYECTORIA DEL MÁXIMO CANTOR: ANÉCDOTAS CONTADAS POR LORENZO SPINETTO, LITO BAYARDO, IGNACIO CORSINI (H), JUAN DE DIOS FILIBERTO, GREGOR KALIKIAN; TERIG TUCCI; LOS ENTRETELONES DE SU CAMBIO DE SELLO GRABADOR; SUS ACOMPAÑAMIENTOS, SUS PROYECTOS; TODO ILUSTRADO CON GRABACIONES INÉDITAS.

domingo, 3 de julio de 2011

"FRAY CLAUDIO FROLLO" Y UNA ENSEÑANZA

Carlos Raúl Atwell Ocantos (tal su verdadero nombre) nació en Buenos Aires el 8 de junio de 1887.
Tras finalizar sus estudios se graduó de abogado y durante toda su vida continuó ejerciendo su profesión con la dedicación que su vocación le exigía, al punto de haber sido durante varios años juez de instrucción en los tribunales de la capital argentina.
Escritor, redactó libros relacionados con la ciencia del derecho, fundó la revista “Legislación y jurisprudencia” y editó el “Diccionario de la legislación”.
Amante de nuestra música popular, se vinculó a ella en calidad de poeta, condición bajo la cual dejó algunas obras de interesante valor.
Pese a esto, no fue favorecido por el máximo intérprete de la canción, Carlos Gardel, quien le grabó solamente una obra: el tango “Sólo se quiere una vez”, con música del celebrado maestro Carlos Vicente Geroni Flores (autor de piezas fundamentales en la historia del tango, como “La cautiva” y “Melenita de oro”), registrado el 10 de marzo de 1930 en dos tomas, de las cuales se editó la segunda (matriz N° 5197-1).
Mas de todas maneras su inspiración se vio recompensada, dado que la mayor parte de su producción autoral fue interpretada por algunos de los más ilustres representantes de la música argentina.
Ignacio Corsini le grabó el tango “A eso de la oración” y la canción “El moño de terciopelo” (ambas con música del mencionado maestro Flores) y “Rubí”, tango (con Juan José Guichandut). Azucena Maizani le registró los tangos “Danza maligna” y “El pendantif” (con sendas músicas de Fernando Randle). 
Párrafo aparte merece Agustín Magaldi quien le grabó “Marisabel”, vals (nuevamente con C. V. G. Flores); “Guitarreando”, triunfo (con el mismo Magaldi y Pedro Noda); “Mi buena estrella”, tonada (con Alberto Hilarión Acuña); “Indiferencia”, tango (con Francisco Pracánico) y “Jorobeta”, tango (de nuevo con música de Magaldi-Noda).
Este último fue firmado por Atwell Ocantos bajo el apelativo de “Fray Claudio Frollo”. Registrado por Agustín Magaldi el 3 de octubre de 1933 (Víctor 37514a/BAVE-74326-1), significó para el cantor uno sus más resonantes éxitos y para el poemario de nuestra música y la sociedad en general, deja una enseñanza que merece ser analizada.
Cuenta la historia de un muchacho de la calle que tenía una joroba y trabajaba en un negocio de venta de billetes de lotería, cuyo dueño lo recogió y adoptó.

Cabe aclarar que la asociación que el autor establece entre su seudónimo y la historia de un jorobado recogido y adoptado no es mera coincidencia: en la novela “Notre-Dame de Paris” (1831), original del insigne literato francés Víctor Hugo, uno de los principales protagonistas es Fray Claude Frollo (arcediano de la catedral de Notre Dame) quien recoge, adopta y educa a Quasimodo, un niño huérfano y jorobado a quien convertiría en el campanero de la misma.
                                                                    

Fray Claude Frollo adoptando a Quasimodo


En el tango referido, “Jorobeta” es un muchacho huérfano y jorobado (como quedó dicho: recogido y adoptado por el dueño del negocio) y cuya joroba significa para el éxito del mismo una suerte de talismán. El autor realiza una implacable crítica a los patrones que explotan a sus trabajadores (representados en el dueño del comercio, que limita a sólo un peso y “de lástima”, según sus propias palabras, las propinas que debe recibir “Jorobeta”); a la sociedad que supone que sólo puede ser “un señor muy respetable” aquel que ha hecho fortuna o acumulación de bienes materiales; al fomento de la cultura del juego por sobre la del trabajo (tristemente actualizado por algunos gobiernos de turno que, olvidando sus deberes para con sus pueblos, han fomentado y fomentan este vicio convirtiéndose los mismos gobernantes en capitalistas o banqueros) y a quienes depositan sus esperanzas de progreso económico en el azar y están dominados por la superstición (representados por quienes frotan su billete de lotería en la giba del joven en la creencia de que esta acción les deparará buena ventura).
El último verso (en el que se devela el misterio de la joroba), deja una fundamental enseñanza para quienes practican este mal hábito.
Carlos Raúl Atwell Ocantos o “Fray Claudio Frollo” o simplemente “Claudio Frollo”, falleció en Buenos Aires el 20 de marzo de 1942.






“JOROBETA”; tango (1933)

Letra: "Fray Claudio Frollo"
Música: Agustín Magaldi – Pedro Noda

I
Lustraba los botines, estaban las propinas,
un peso, nunca dos,
dejábale ganarse la vida más o menos
“de lástima” decía, hipócrita, el patrón.

Lo cierto es que el muchacho, mascota de la casa,
feote y jorobado llamaba la atención
al verlo en los umbrales, el trapo sobre el hombro,
“la grande” pregonaba a fuerza de pulmón.

II
Aumentaba la clientela,
se vendían las decenas sin cesar,
daba gusto aquel negocio
cuya suerte residía en la giba del muchacho, nada más.

Menudearon las propinas
y el paciente “Jorobeta” se prestaba dócilmente y sin doblez
a que algún supersticioso le pasara por el lomo
aquel número elegido por la humana estupidez.

I bis
Los años transcurrieron sin otras novedades,
el dueño envejeció
y con la “sua signora”, la bolsa bien repleta,
la proa verso a Nápoles un barco lo llevó.

¡Las cosas del destino! el pobre “Jorobeta”,
ante el asombro unánime y el lógico estupor,
después de ahorrar, juicioso, moneda tras moneda
al frente del negocio de dueño apareció.

II bis
La clientela interminable
con sus sueños desfilaba sin cesar;
el muchacho ya era un hombre,
un “señor muy respetable” como aquellos que se han hecho un capital.

La fortuna perseguía
como sombra a “Jorobeta”, como esclavo ya jamás lo abandonó
y el giboso se reía, se reía a carcajadas,
al quitarse por las noches…¡la joroba de algodón!.