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sábado, 15 de julio de 2017

LOS GRANDES POETAS DEL TANGO (VIII): LUIS CÉSAR AMADORI

Poeta, escritor, periodista y empresario teatral, fue Luis César Amadori, además, un multifacético hombre del cine, ya que se desempeñó en dicha industria en calidad de cineasta, guionista, traductor y adaptador.
Nació en Pescara, Italia, el 28 de mayo de 1902.
A los 5 años de edad, arribó con su familia a la Argentina, radicándose en la ciudad de Córdoba.
Siendo todavía un adolescente, comenzó a trabajar como periodista en el diario "Última hora" y más adelante en la revista "Caras y caretas", en las que publicaba reportajes a protagonistas del ambiente teatral.
Ya estaba radicado en Buenos Aires. Y su vinculación con este arte, despertó en él la vocación de ser autor. Su primera obra fue "Un buen muchacho", escrita en 1927 conjuntamente con Ivo Pelay.
Inmediatamente, inicióse también como letrista de tangos, siendo su primer gran éxito: "Portero, suba y diga", compuesto en 1928 con música de Eduardo de Labar e inmortalizado por la voz de Azucena Maizani.
Al año siguiente, le siguió el vals "Felisa Tolosa", en conjunción con Ivo Pelay y Raúl de los Hoyos y estrenado por Amanda Las Heras en el teatro Maipo y grabado en ese mismo año por el maestro Francisco Canaro.
Así comenzó Amadori una entrañable relación con dicho teatro, puesto que llegó a ser su dueño. Y la ocasión fue, asimismo, propicia para iniciar una larga relación de amistad con "Pirincho".
La obra cumbre del binomio autoral que conformaron poeta y músico fue, sin ninguna duda, el tango "Madreselva". Y el propio Canaro relató su proceso de composición:
"Corría el año 1930 y después de haber permanecido internado en la clínica del famoso médico doctor Salomón ... resolví irme a Rosario de la Frontera en busca de un reposo absoluto y a tomar algunos baños termales.
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Antes de partir para las Termas me había encontrado con Luis César Amadori, destacado director cinematográfico y empresario del "Teatro Maipo", donde actuaba una compañía de revistas, quien me pidió que le hiciera un tango para que él le pusiera la letra y hacerlo cantar con la conocida cancionista Tania. Yo tengo uno escrito -le dije- y creo que le va a venir bien; pero quiero que le ponga una letra que no sea arrabalera ni campera; que sea una letra bien porteña... Y así fue; le dejé la partitura del tango y me fui para Rosario de la Frontera, donde pasé un par de meses sin enterarme de lo que pasaba en Buenos Aires, sin leer diarios, en absoluto; únicamente le escribía a mi viejo amigo Miguel Bucino, que era mi secretario y hombre de confianza.
...
Al llegar a la Capital, recién me enteré que el tango que le había dejado a Amadori para ponerle la letra, era ya un excepcional éxito, pues lo había estrenado Tania. 
Se titulaba "Madreselva" y es oportuno destacar que Amadori le había escrito una letra hermosa. Y a propósito de "Madreselva", popular tango que yo tenía escrito hacía mucho tiempo, les aclararé que tiene su pequeña historia. Lo había dado anteriormente a un conocido letrista que no acertó con lo que yo le había recomendado y le puso una letra de modalidad campera que en mi opinión no era adecuada para mi música; le dije con franqueza que la letra era buena, pero que no estaba de acuerdo con el espíritu de mi composición musical y el hombre retiró su letra. Poco tiempo después, vi a otro letrista que también disintió con mi deseo, pues había escrito una letra de carácter eminentemente arrabalero, motivo por el cual no la acepté y le devolví los originales, quedando dicho autor algo resentido conmigo.
Finalmente, Amadori interpretó mejor mis indicaciones y acertó con la letra y el suceso obtenido revela que yo no estaba equivocado y el público así lo ha confirmado con su cálida consagración, pues "Madreselva" fue y sigue siendo un difundido éxito internacional."



                                                

Portada de la partitura de "Madreselva" (1930)


Y razón no le faltó al maestro Canaro. 
Su tango prontamente recorrió con creciente suceso los rumbos del planeta. 
Ocho años después y manteniendo su éxito incólume; Amadori, a la sazón ya cineasta, rodó un film utilizando como base dicha obra. El guión fue escrito por Ivo Pelay y el propio Amadori y fueron sus principales protagonistas: Libertad Lamarque, Hugo del Carril, Malisa Zini y Miguel Gómez Bao.
Dicha filmación significó el comienzo de una larga y entrañable amistad entre director y cancionista, al punto que Libertad lo recordaba con estas palabras:
"Durante la filmación de <Madreselva>, en uno de sus descansos, impresionada por la personalidad de Raquel (N. de la R.: Raquel Meller), tuve la ocurrencia de imitarla; a Amadori le gustó el chiste y buscando cualquier pretexto, me decía: "A ver, Libertad, imite a la Meller"... no me hacía rogar e inmediatamente amenizaba la pequeña reunión.
...
Hacía de ella una imitación perfecta, aprovechando al máximo su tono agudo, gangoso y su personal encanto.
Pasaron los años, me casé con Alfredito y viajamos al extranjero. Al volver a Buenos Aires, en 1947, recordando aquella anécdota, Malerba visitó a Amadori en su (ya entonces) teatro Maipo, para proponerle la dirección de una película que podríamos filmar en México, basada en la vida y los "cuplés" de Raquel Meller, ya por aquellas fechas olvidada. Él escuchó complacido y sonriente (al recordar seguramente)... "Es una muy buena idea" -dijo-. "¿Cómo anda Libertad con nuestro gobierno?" "Y... ¡usted sabe cómo anda!" Las palabras sobraban; él no podía exponerse a represalias y nosotros, ¿qué podíamos hacer?... ¡nada!
... 
Con Amadori pude haber logrado otro gran éxito, ¿porqué no? Pero se nos escapó de las manos, no fue ni para él ni para mí, en cambio la gran oportunidad la tuvo la hermosa Sara Montiel... 
...
Durante una de nuestras giras por América, nos encontramos casualmente en el aeropuerto de Panamá con Arturo de Córdova y su familia, que iban de paso para México; para allá también nos dirigíamos nosotros, de modo que continuamos el viaje juntos; él venía desde Buenos Aires, donde había terminado de filmar "Dios se lo pague", con la hermosa Zully Moreno. Su director, Luis César Amadori, al llegar al aeropuerto azteca, lo estaba esperando al pie del avión, acompañado de un fotógrafo. Nunca olvidaré su expresión de sorpresa cuando nos vio al lado de Arturo y cuando el fotógrafo se disponía a tomar unas fotos del grupo: "¡Ya vuelvo!... ¡Ya vuelvo!..." -dijo atropelladamente Amadori; sus ojos se abrieron como suplicando perdón, sus cejas se levantaron en arco, como lomo de gato acorralado y sin terminar con el saludo, echó a correr por ese suelo bañado de llovizna y en dirección al edificio del aeropuerto que (con sus luces) iluminaba en contraluz la corpulenta figura de nuestro amigo que se alejaba con su fino impermeable bailoteando en el viento. Mencioné la palabra amigo y dije bien... porque ni siquiera en ese momento dejé de considerarlo como tal; era nuestro amigo, no en balde habíamos compartido tantos éxitos y tan gratos recuerdos. Pasaron muchos años y no volvimos a verlo... Un día nos enteramos de que por cosas de política, había tenido que sufrir con su familia situaciones iguales a las nuestras y lo lamentamos sinceramente... Él y los suyos habían emigrado a España.
Pasaron más años aún cuando, encontrándonos de paso en Buenos Aires, un buen día nos llegó la invitación de Mirtha Legrand y su esposo, Daniel Tinayre, para que compartiéramos su mesa con unos amigos. "¿Saben?, estará Amadori." "¡No digan! ¡Qué alegría! ¿Está en Buenos Aires?"... y así fue como volvimos a encontrarnos y reafirmamos nuestro mutuo afecto y amistad.
Posteriormente, volvimos a encontrarnos en casa de los Tinayre y en esa ocasión fue con Zully Moreno, su esposa.
Ésa fue la última vez que lo vimos con vida. Poco tiempo después, el 6 de junio de 1977, le llevé mis flores y mi tristeza."


                                                                        

Afiche cinematográfico de la película "Madreselva" (1938)



Amadori cometió un grave error de apreciación que en nada empaña su brillante trayectoria.
En ocasión de sustanciarse el juicio sucesorio de Carlos Gardel, fue nombrado por el juez que intervino en la causa como perito para tasar la propiedad intelectual del fallecido cantor y fue allí en donde Amadori incurrió en tan importante yerro, puesto que en su informe que consta de nueve carillas, escribió lo siguiente:
"...
Que para justipreciar el producido por derechos de autos que corresponde a los derecho-habientes de don Carlos Gardel del producido de las obras musicales de que es autor me he remitido a los resultados de las recaudaciones que por dicho concepto se han efectuado por intermedio de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música, la venta de discos de música impresa desde la fecha del fallecimiento (Junio 1935) hasta el 30 de septiembre del corriente año. (N. de la R.: 1936)
...
Tratándose de obras musicales o literarias, la duración efectiva de este éxito, sin el acicate de la presencia en vida de quien con su prestigio personal les daba realce popular, como en el caso de Carlos Gardel, puede conceptuarse por demás efímera.
Si bien es cierto que muchas obras del malogrado autor han llegado a un grado máximo de popularidad, pasado el momento de éxito circunstancial son en realidad pocas las que quedan comprendidas dentro del repertorio general para la ejecución de música y, estas mismas, serán poco a poco eliminadas hasta convertirse, al correr de los años, en una verdadera excepción".
Este informe demuestra que Amadori jamás pensó en la trascendencia que tendría el más importante cantor en toda la historia del tango y la idolatría de la cual gozaría aún en el presente.
Sin ninguna duda, una equivocación garrafal pero no debe suponerse que ésta, su opinión personal sobre el tema pueda opacar su obra, fundamentalmente como cineasta y letrista de tangos.
En esta última condición produjo obras muy importantes como (además de las anteriormente citadas): 
"Confesión", "Alma del bandoneón"; "Desencanto" y "Tu sombra" (con Enrique Santos Discépolo); "Ventanita florida" (con Enrique Delfino); "Olvido" (con Luis Rubistein); "Quién hubiera dicho!"; "Serenata" y "Luisito" (con Rodolfo Sciammarella); "Fondín de Pedro Mendoza" (con Raúl de los Hoyos); "Qué le importa al mundo"; "Envidia"; "El bichito del amor"; "La polka del espiante"; "Cariño"; "Cómo te quiero" y "El porteño" (con José González Castillo, Antonio Botta y Francisco Canaro); "1900" (con Edgardo Donato); "Nunca" (con Julio De Caro); "Compañera" (con Pedro M. Maffia); "Vendrás alguna vez" y "Muñecos" (con Alfredo Malerba); "Cabaret" (con Ernesto Famá); con Francisco Canaro, amén de las ya nombradas: "Yo también soñé"; "Quisiera amarte menos"; "Juramento"; "De contramano" y "Yo te lo arreglo todo". [Cabe aclarar que "Juramento" fue escrito sobre la música del tango "Puentecito de plata", que llevaba letra original de Pascual Contursi]. 
En este detalle no debe dejar de mencionarse su colaboración autoral con el notable cancionista "Charlo": "Esta noche canto para tí"; "Viejas alegrías"; "Tormento";  "Perdón"; "Margarita"; "Negra veleta" y principalmente, "Rencor" y "Cobardía", dos tangos de excelente factura dramática y dotados de una riqueza suprema.
Su obra como cineasta fue igualmente importante; dirigió 45 películas, algunas de las cuales integran el acervo histórico del séptimo arte argentino: "Puerto Nuevo" (1936), con "Pepe" Arias, "Charlo"; Sofía Bozán y Alicia Vignoli; "Maestro Levita" (1938), con "Pepe" Arias, "Mecha" Ortiz y Juan Carlos Thorry; "El canillita y la dama" (1938), con Luis Sandrini y Rosita Moreno; "La canción de los barrios" (1941), con Hugo del Carril y Alicia Vignoli; "Orquesta de señoritas" (1941), con "Niní" Marshall y Zully Moreno; "Madame Sans Gene" (1945), con "Niní" Marshall y Eduardo Cuitiño; "Dios de lo pague" (1948), con Arturo de Córdova y Zully Moreno; "El amor nunca muere" (1955), con "Tita" Merello, Zully Moreno, Mirtha Legrand y Alfredo Alcón; además de la anteriormente mencionada "Madreselva".
Luis César Amadori falleció en Buenos Aires el 5 de junio de 1977.


                   Cobardía; tango (L. C. Amadori - "Charlo")
                                          Carlos Gardel
                   Guitarras: Horacio Pettorossi - Guillermo Barbieri -
                                    Ángel Domingo Riverol - Domingo Julio Vivas
                          Grabado el 25 de agosto de 1933
                                 Nacional 18891a/7510

                                                                                       

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