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martes, 26 de noviembre de 2024

JULIO SOSA - EL ÚLTIMO BALUARTE DEL TANGO - SEGUNDA PARTE

Julio María Sosa Venturini nació en Las Piedras, República Oriental del Uruguay, el 2 de febrero de 1926. Sufrió una infancia muy dura, que él mismo relató:

"Desde los doce hasta los dieciocho años hice de todo: lustré zapatos, vendí diarios, hice rifas, repartí pan, fui ayudante de farmacias, trabajé de mozo, fui pinche de cocina, vendí sandwiches de chorizo en el hipódromo, fui guarda de ómnibus, podador de árboles en la municipalidad, trabajé cargando pedregullo en los camiones de la cantera de mi pueblo. Duraba muy poco en los trabajos, pues lo que quería era cantar." [...] (Julio Sosa, el varón del tango; Pablo Buffa, Editorial Corregidor, 1990).

En su adolescencia supo frecuentar el club "Olimpia" de su ciudad natal; trabando una gran amistad con su presidente, José Pascual Maggiolo, relación que perduró durante toda la vida de Julio y fue su gran consejero.                                                                                                                                                Era, también, asiduo concurrente a cafés y clubes adonde actuaban orquestas de tango. En uno de ellos, el club "Las Piedras" trabajaba la orquesta de Carlos Gilardoni. Corría diciembre de 1945. Y Sosa (con el permiso correspondiente) se animó a subir al escenario a cantar. Lo hizo tan bien, que allí mismo quedó inmediatamente contratado. Dos años con este conjunto y entonces, Maggiolo entusiasmó a Julio para que probara suerte en Montevideo. Allí conoció a Agustín Pucciano, quien lo instó a participar de un concurso de cantores que se acompañaban con el cuarteto de Luis Caruso. Uno de los concurrentes a ese evento era el pianista y director de orquesta Hugo Di Carlo; quien, al escucharlo, decidió integrarlo a su conjunto. Tras algunos meses, el mismo Luis Caruso le ofreció grabar discos. Fueron en total cinco registros, siendo el primero el candombe "San Domingo" (Sondor 5197/A2097) grabado el 25 de junio de 1948 y el último, el tango "Mascarita" (Sondor 5208-B2272), registrado el 31 de enero de 1949.                                                                                      Ante la escasez de trabajo en Montevideo y con estos discos como carta de presentación, decidió su viaje a Buenos Aires, adonde arribó el 15 de junio de 1949. Inmediatamente, consiguió trabajo en el café "Los Andes", de Rivera (hoy Av. Córdoba) y Jorge Newbery, adonde cantó con el acompañamiento de Cortese y Fontana, los guitarristas estables del lugar.                                          Tras una prueba fallida en la orquesta de Joaquín Do Reyes, el poeta Raúl Hormaza lo escucha en el café y queda tan impresionado que al punto lo recomienda a Armando Pontier, quien por entonces compartía dirección de orquesta con Enrique Mario Francini. En ese conjunto, por entonces, cantaba Alberto Podestá. Tras la prueba correspondiente, Julio quedó contratado y debutó en el cabaret "Picadilly", Corrientes 1524, el 1 de agosto de 1949. El mismo día grabó su primer disco, el vals "El hijo triste" a dúo con Podestá (Víctor 60-1826a/91368).                                                                                      Cuatro años allí y en 1953, Francisco Rotundo, casado con Juanita Larrauri (conductora de la rama femenina del Partido Justicialista) le ofreció casi el triple de lo que ganaba para llevarlo a su orquesta. Permaneció dos años (desde el 6 de abril hasta el 9 de junio de 1955). Durante ese período, fue operado de unos pólipos en la garganta que hicieron peligrar su carrera, pero salió airoso y con su voz muy mejorada.                                                                                    En la última fecha citada, Pontier (ya separado de Francini), lo incorpora a su nueva orquesta y allí permanece hasta el 31 de agosto de 1960, con memorables actuaciones en la "Richmond" de Suipacha 474 que hasta hoy se recuerdan. Comienzan grabando en Víctor y en 1957 se incorporan a CBS-Columbia, siendo el primer registro por Sosa, el tango "Estas cosas de la vida" (8096b/1192), grabado el 25 de junio y allí comienzan sus registros en discos de larga duración (vinilos).                                                                                    Cumplida la última actuación; Pontier, entendiendo que Julio ya estaba suficientemente maduro, lo instó a que se largara como solista. Sosa llegó, entonces, a un acuerdo con Leopoldo Federico. Su primer disco se llamó "El varón del tango" (CBS-Columbia 8307) y la primigenia grabación, el tango "Dicha pasada" (matriz Nº 2526), registrada el 30 de mayo de 1961. Ínterin, en 1962, grabó un larga duración con temas folclóricos, acompañado en guitarras por Héctor Arbelo, Juan Carlos Gorrías y Enrique Maciel (h).                                    Julio era también poeta y en varias de sus grabaciones con Federico, se escucha una introducción por él escrita. Comenzó a compilar sus poemas en un libro que editó en el año de su muerte y que llamó "Dos horas antes del alba". Su carrera continuaba en franco ascenso hasta que ocurrió lo imprevisto: en la madrugada del 25 de noviembre de 1964, luego de cenar con todos los músicos de la orquesta de Federico en la cantina "El varón del tango" (bautizada con ese nombre en su honor) y a bordo de su automóvil, tuvo un grave choque en la esquina de Figueroa Alcorta y Mariscal Castilla; a raíz del cual quedó en estado vegetativo y no tendría salvación.                                                                        Julio ya había tenido accidentes anteriormente. El 11 de enero de 1960 había sufrido otro igualmente grave y le salvaron la vida en el Hospital Rawson y en agradecimiento, Sosa ofreció un recital gratuito a beneficio de la cooperadora del nosocomio y que fue conducido por Julio Jorge Nelson. Cantó los tangos "Margot"; "Ivette" y el tango-milonga "El firulete".                                                                          


Margot; tango (C. E. Flores - J. Ricardo): recital a beneficio de la cooperadora del Hospital Rawson (1964)




Su última actuación fue en Radio Splendid el 24 de noviembre y sus últimas grabaciones, el 18 de noviembre: registró el tango "Siga el corso" (matriz Nº 4471) y la milonga "Milonga del 900" (matriz Nº 4472), con los que daba inicio a un nuevo disco. Tenía turno confirmado en el estudio de grabación para el día 27. Iba a registrar el tango "Pa' que sepan como soy" (que Norberto Aroldi había escrito especialmente para él) y el tango de Federico Silva y Luis Stazo "Amor de verano", que Julio estrenaba.

Julio Sosa falleció el 26 de noviembre de 1964, año fatídico para el tango, ya que el 11 de noviembre se había ido Juan de Dios Filiberto y el 14 de diciembre fallecería Francisco Canaro.

                                            

     Siga el corso; tango (F. García Jiménez - Anselmo Aieta)

   Julio Sosa

                                       Orquesta Dir. Leopoldo Federico

   Grabado el 18 de noviembre de 1964

     CBS-Columbia 8534a/ 4471


lunes, 25 de noviembre de 2024

JULIO SOSA - EL ÚLTIMO BALUARTE DEL TANGO - PRIMERA PARTE

Fue el último gran cantor que atrajo multitudes y capaz de acercar al tango a la juventud de entonces, que comenzaba a sentirse cautivada por los nuevos ritmos musicales que estaban siendo introducidos en Argentina.

En 1959 arribó a Buenos Aires Ricardo Mejía, un ecuatoriano directivo de RCA Víctor, con las precisas instrucciones de imponer al rock, un ritmo foráneo ajeno absolutamente al sentir y a las tradiciones criollas que hicieron grande a nuestra música. Para conseguir su objetivo, creó lo que se dio en llamar "La nueva ola", un movimiento diseñado exclusivamente para desbancar al tango de las preferencias de los argentinos; contratando para ello a una cantidad de mediocres intérpretes, comenzando por quien luego sería su esposa, Jolly Land (Yolanda Magdalena Delisio Puccio).

Hacía ya tres lustros que el tango no pasaba por su mejor momento. La ausencia física de Carlos Gardel, el más grande de todos; se hacía sentir, pese a que José Razzano le había comprado al inoperante Armando Defino los derechos discográficos del máximo cantor y había publicado gran parte de su obra, incluyendo algunas matrices hasta entonces inéditas.

Todo lo que habían sembrado aquellos héroes del tango, como Francisco Canaro, Roberto Firpo, Osvaldo Fresedo, Enrique Delfino, Ignacio Corsini y Agustín Magaldi, entre tantos otros; se fue desbaratando, pese a que varios de ellos aún actuaban y grababan.

Contribuyó a esta baja de nuestra música en el favor de la gente que, en 1943, el dictador Pedro Pablo Ramírez hubo de nombrar Ministro de Justicia e Instrucción Pública al escritor Gustavo Martínez Zuviría (que firmaba con el alias "Hugo Wast"), un admirador del fascismo y del franquismo y que decía velar por "la pureza del idioma". Contando con la colaboración de Monseñor Gustavo J. Franceschi (un declarado antisemita, cultor del más rancio conservadurismo y que había hecho público su odio hacia Carlos Gardel) y con el beneplácito de otros hombres de letras como Enrique Rodríguez Larreta, Manuel Gálvez y Carlos Ibarguren; creó una comisión para prohibir el lunfardo en las letras de tango, lo cual terminó de derrumbar a nuestra música en el interés público. 

Estos individuos cometieron auténticas atrocidades.                                            En el emblema del tango-canción: "Mi noche triste", reemplazaron al palpitante "Percanta que me amuraste" por el absurdo "Muchacha que me dejaste".

Quien más sufrió la demencia de los censores fue Celedonio Esteban Flores, quien vio convertido su descriptivo "El bulín de la calle Ayacucho" en el descabellado "Mi cuartito" y entre tantísimos dislates más, su relato de las actividades de las prostitutas francesas en su inmortal "Corrientes y Esmeralda":

"De Esmeralda al Norte del lao de Retiro,                                                     franchutas papusas caen a la oración                                                                a ligarse un viaje, si se pone a tiro,                                                gambeteando el lente que tira el botón."

reemplazado por el sinsentido:

"De Esmeralda al Norte pa'l lao de Retiro,                                                        Montparnasse se viene al caer la oración;                                                         es la francesita que con un suspiro                                                               nos vende el engrupe de su corazón."                                                                                                                                                                                         Lástima que dos grandes del tango como Osvaldo Pugliese y Héctor Mauré, hayan decidido inmortalizar en el disco semejante atropello intelectual.          La hipocresía de quienes se autoerigieron en custodios de la moral ajena y que hicieron uso y abuso de estas mujeres.

Pero la censura no abarcó solamente al idioma, sino también a las ideas y alcanzó su punto máximo en la canción "Mis harapos", a la que vaciaron de contenido.                                                                                                            Aquel insuperable:                                                                                               "De esa turba de cretinos que la vida riendo pasa,                                              tan vacío su cerebro como el fondo de su clac"                                  interpretado con su proverbial exquisita elegancia por Ignacio Corsini, fue reemplazado por una  ridícula novela de tartufos que cantaba Antonio Tormo.  Resulta manifiesto que aquellos catones de mediados del s. XX se sintieron aludidos.                                                                                                                                                                                                                                        En 1949, el entonces presidente Juan D. Perón eliminó absolutamente toda censura impuesta sobre el tango, pero ya se había comenzado a transformar el tejido social.

Fue en semejante estado de cosas, que surgió un hombre que restauró el amor por el tango por parte de las nuevas generaciones: Julio Sosa.

 

Tiempos viejos; tango (M. Romero - F. Canaro)

Julio Sosa

Orquesta Dir. Leopoldo Federico

Grabado el 16 de octubre de 1963

                    CBS-Columbia 8425a/3758                   


martes, 12 de noviembre de 2024

CARLOS GARDEL-FRANCISCO CANARO: LA CONJUNCIÓN MÁS IMPORTANTE DE TODA LA HISTORIA DEL TANGO. TERCERA PARTE: LA INSPIRACIÓN DE LUIS CÉSAR AMADORI

Como quedó dicho en la primera parte de esta saga, el maestro Francisco Canaro se inició en la composición en 1909 con el tango "La barra fuerte".

Durante el decenio posterior, creó una vasta cantidad de obras, la mayoría de las cuales grabó para el sello "Atlanta" entre los años 1915 a 1917 y que constituyeron sus primeros registros fonográficos.

Las obras de su autoría que grabó Canaro en la referida tanda fueron (ordenadas por número de catálogo):

"Charamusca"; "Pinta brava"; "Vibraciones del alma"; "El alacrán"; "El opio"; "Nobleza gaucha"; "El favorito"; "Canillita"; "La fondera", "La polla" y el inmortal "Cara sucia" (del cual efectuó un arreglo sobre la música original perteneciente a Casimiro Alcorta).

Compuso, además, tangos que no grabó en aquella oportunidad; como "Matasanos", "El pollito" y "El riojano".

De todos estos, "La polla" pasó totalmente inadvertido, sin el menor éxito en absoluto. El título refiere al "Gran Premio Polla de Potrillos", que desde 1895 y sobre una distancia de 1.600 metros se corre en el Hipódromo de Palermo en la ciudad de Buenos Aires y forma parte de la llamada "Triple corona", que completan el "Gran Premio Jockey Club", que se disputa en el Hipódromo de San Isidro y el "Gran Premio Nacional", también en Palermo.



Tres lustros transcurrieron y con ese tango ocurrió este episodio narrado por Canaro:

"Corría el año 1930 y después de haber permanecido internado en la clínica del famoso médico doctor Salomón, quien me tuvo en observación y me hizo toda clase de análisis, hasta que terminó mi reclusión y luego de revisarme por última vez, al darme el alta, me dijo:

-Maestro Canaro: usted no tiene nada; está un poco nervioso y eso es todo...

Aún así yo no quedé conforme, pues seguía creyendo que los hombres de ciencia me engañaban  piadosamente y resolví irme a Rosario de la Frontera en busca de un reposo absoluto y a tomar algunos baños termales. Arribé a ese paraje con la ilusión de mejorarme y había llegado al extremo de tener que apelar a un bastón para apoyarme y poder caminar, a pesar de que siempre me acompañaba mi señora, que nunca se separaba de mi lado.

Antes de partir para las Termas me había encontrado con Luis César Amadori, destacado director cinematográfico y empresario del "Teatro Maipo", donde actuaba una compañía de revistas, quien me pidió que le hiciera un tango para que él le pusiera la letra y hacerlo cantar con la conocida cancionista Tania. Yo tengo uno escrito -le dije- y creo que le va a venir bien; pero quiero que le ponga una letra que no sea arrabalera ni campera; que sea una letra bien porteña... Y así fue; le dejé la partitura del tango y me fui para Rosario de la Frontera, donde pasé un par de meses sin enterarme de lo que pasaba en Buenos Aires, sin leer diarios, en absoluto; únicamente le escribía a mi viejo amigo Miguel Bucino, que era mi secretario y hombre de confianza.

Cuando llegué a la Capital, en la estación Retiro me esperaban dos directores propietarios de dos importantes emisoras: don Jaime Yankelevich, de "Radio Nacional" (hoy Radio Belgrano) y don Benjamín Gache, copropietario de "Radio Splendid", para ofrecerme un ventajoso contrato de audiciones. Acepté el ofrecimiento de "Radio Nacional", donde permanecí muchos años y fui gran amigo y en ocasiones consejero de don Jaime Yankelevich, como ya lo he relatado en capítulo anterior.

Al llegar a la Capital, recién me enteré que el tango que le había dejado a Amadori para ponerle la letra, era ya un excepcional éxito, pues lo había estrenado Tania. Se titulaba "Madreselva" y es oportuno destacar que Amadori le había escrito una letra hermosa."

Efectivamente, Tania estrenó "Madreselva" el 22 de agosto de 1931 en el teatro "Maipo" durante las representaciones de la obra "El buen humor a la vista", de Ivo Pelay y el propio Amadori e inmediatamente lo registró en disco acompañada por la orquesta del maestro Alberto Castellanos (Columbia 7022b/370.604).

Apenas un par de meses pasaron para que Carlos Gardel lo grabara acompañado por Canaro el 27 de octubre (Nacional 18858a/6919).

Por supuesto, el maestro también lo registró con las voces de sus cantantes-estrella, ambos el mismo día: el 2 de septiembre de ese año '31. Charlo, como estribillista (Nacional 4756a/6838) y Ada Falcón en carácter de solista (Nacional 11215a/6839).

Pero este tango pasó a la historia grande de nuestra música con la grabación por Libertad Lamarque con la orquesta de Alfredo Malerba el 20 de agosto de 1938 (Víctor 38538a/BAVE012435-1) y su posterior interpretación por ella misma en la película homónima ideada y dirigida por Amadori (basada en el tango, con guión por él y Pelay), producida por Argentina Sono Film; con las actuaciones, además, de Hugo del Carril, Malisa Zini y Miguel Gómez Bao y estrenada en el Cine Monumental (que hoy forma parte de un complejo), Lavalle 780, Buenos Aires, el 5 de octubre del mismo año.


Madreselva (La polla); tango (L. C. Amadori - F. Canaro)

Carlos Gardel

Sexteto Dir. Francisco Canaro

Formación:

Violines: Cayetano Puglisi - Mauricio Mise

Bandoneones: Federico Scorticati - Ángel Ramos

Piano: Luis Riccardi

Contrabajo: Olindo Sinibaldi

Grabado el 27 de octubre de 1931

Nacional 18858a/6919